Llegamos a fin de año y es época de balances.
Durante el largo recorrido como infantiles, nuestros Sabaleritos de la cat.
2001, fueron creciendo, como personas, como deportistas, pero lo más
importante, forjando amistades que serán seguramente para toda la vida. Desde
aquellos primeros pasos, con su primera práctica oficial, su primera charla con
los profes, vistiendo con orgullo, por
primera vez la camiseta de sus amores, para representar a su club ante alguno
de los rivales de turno, hasta el día de hoy, ha pasado mucha agua bajo el
puente, a pesar de ser tan solo tres años. Tres años en la vida de un adulto,
no es mucho dirán Uds., pero para un niño es toda una vida. Tres años vistiendo
la casaca del Club de sus amores, preparándose para ser grande, para ser
jugador, jugador de ése, su Club Atlético Colón de Santa Fe, con mayúsculas, con
el que alguno de ellos tendrá seguramente la oportunidad de saltar a la cancha,
con las tribunas llenas, con todas esas gargantas coreando al Negro y porqué no
su nombre también. Termina una etapa, la de las categorías infantiles, quizás
la más linda, la que viene cargada de todas las ilusiones, la que seguramente
quedará en la retina y el espíritu de más de uno, la que nadie les podrá
quitar. Dejan de ser niños, para ser pequeños hombres, para enfrentar un nuevo desafío,
para seguir su formación, para seguir haciendo amigos y fortalecer el espíritu.
A lo largo de éstos tres años, no sólo ellos hicieron amistades y conocieron
otros aires, nosotros, los padres, abuelos, tíos, y hermanos, gracias a ellos,
hemos formado un grupo de amigos que ha viajado a cada rincón hacia donde
fueron los Sabaleritos, porque, aunque más de uno no lo diga, cuesta dejar
volar a la cría, porque de verdad disfrutamos con cada partido, cada gesto,
cada sonrisa y hasta las lágrimas que nos brindaron a lo largo de esta etapa
que termina. Por todo esto y por lo que vendrá, gracias al Club Atlético Colón
de Santa Fe, por haber elegido a nuestros hijos, gracias a los profesores por
haber encendido esa llama en sus pechos que seguramente llevarán eternamente,
gracias chicos por hacernos padres orgullosos, por dejar todo en la cancha, por
llenar todo con sus risas y ocurrencias, gracias por habernos dado la
oportunidad de seguirlos y disfrutar de sus hazañas de pequeños que ya están
jugando a ser hombres y gracias a los padres, que a lo largo de estos años,
cuidaron de nuestros hijos y depositaron su confianza en nosotros para el
cuidado de los suyos. Felices fiestas a todos les desean los Sabaleritos de la
2001 y que el Niño Dios, del que nuestros hijos son reflejo, les traiga
bendiciones y un buen año para todos.